domingo, 13 de septiembre de 2009

De argumentos y argumentaciones

En el proceso de construcción de una cadena argumentativa, el orador va siguiendo una serie de pasos bien tasados que le ayudan a diseñar sus herramientas.
piramide_argumentacionYa antes hemos visto el proceso de construcción, pero viene bien recordar nuestra pirámide de la inventio, con los loci en la base y las argumentationes en todo lo alto.
Recordemos que los loci son preguntas que uno se hace. Las respuestas que obtiene son argumenta. Las cadenas que forma con los argumenta, los razonamientos que exhibe, se llaman argumentationes.
Los lugares son de muchos tipos, y se pueden estudiar de muchas maneras, aunque el esquema que nos resulta más familiar es el de las famosas wh- questions, cuya aplicación se presupone en los periodistas, aunque algunas veces parece que se les olvida por las prisas en redactar las noticias.
En cuanto a los argumentos, también hay muchos tipos de clasificación. Me llamó mucho la atención la pirámide que colocaba un astrofísico en su blog, y así lo comenté hace unos días.
Hay, no obstante, mejores clasificaciones y maneras más científicas de proponer la organización de los argumentos. La idea que quiero aquí transmitir es que, habiendo como hay un corpus finito de preguntas (loci, lugares comunes), también puede haber un corpus finito de esquemas de composición (argumenta, argumentos) que se pueden estudiar por sí mismos o por su naturaleza.
Así, podemos intentar estudiar los argumentos según que su naturaleza interna tienda a la demostración o a la prueba. El matiz es sutil, pero existe: los argumentos de demostración buscan crear cadenas de secuencia lógica que permiten formular un pensamiento completo desde su origen hasta sus consecuencias; los de prueba, buscan remitirse a fuentes externas cuya invocación bastaría para dar por válido un razonamiento.
Tipos de argumentos - tipos de argumentos
Otra manera de estudiar y clasificar los argumentos es la que nos permite dividirlos en apriorísticos, artísticos y racionales. Son apriorísticos los que invocan elementos externos que se dan por demostrados (como los que antes llamamos de prueba); son artísticos los que se basan en elementos no necesariamente lógicos y obtienen su mayor eficacia del brillo que le imprimen al discurso; son racionales los que tienden a construir una demostración basándose en las relaciones internas de los elementos, no en el recurso a autoridades ajenas al propio razonamiento. Me centraré en explicar el primer caso, que puede parecer el menos frecuente en nuestra experiencia y que es, sin embargo, el que más vemos aparecer en ella.
Dentro de los argumentos apriorísticos, señalamos la definición (no se tiende a ponerla en tela de juicio), los de valores (no se tiende a discutirlos), los de datos y hechos (se dan por supuestos), y los de respeto y autoridad. A poco que lo pensemos, todos ellos vendrían a ser sub-casos del argumentum auctoritatis o argumento magister dixit.
¿Quién dice que no se le ocurren ideas para desarrollar un pensamiento, sea por escrito o de forma oral? ¿De verdad no se te ocurren o es que nadie te ha enseñado a buscarlas?
La Retórica tiene estas cosas: nadie le hace caso hasta que descubre que le resulta imprescindible. Seguiremos dando pistas de uso.

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