- Pensamos que quien nos oye es el enemigo
- El corazón late más rápido y te lo notas, rubor, jaquecas, mal sabor de boca...
- Hacemos lo que sea por tal de no vernos en la situación de tener que hablar en público, o por terminarla antes de tiempo
- Miedo a que no me oigan, a hacer el ridículo, a caer mal...
Todo esto tiene un nombre. No, no es miedo al público. Se llama ansiedad.
Hay una interesante presentación en la web de la Universidad de Almería. Son dos diapositivas: la primera, habla de cómo reconocer esa ansiedad; la segunda, ofrece recetillas para controlarla. Recomiendo que se les eche un vistazo.
Hola retórico, no he recibido ningún correo tuyo confirmándome la recepción del mio sobre Návtica. Espero que todo vaya bien. Saludos cordiales.
ResponderEliminar